El uso de un idioma extranjero, en la infancia, aumenta las facultades de memoria, de lógica y facilita el aprendizaje ulterior de otros idiomas extranjeros en la escuela. Es importante destacar que el ser bilingüe no significa solamente hablar dos idiomas, sino que también es estar en contacto con otra cultura. Por lo tanto, el bilingüismo es inseparable de todo un conjunto cultural, garantía de apertura mental y tolerancia. El jardín infantil La Orquidea desea responder a las necesidades de los padres de familias monolingües y multilingües. Una de las preocupaciones de las familias bilingües puede ser la marginación del niño debido a la práctica de un idioma diferente al que es hablado en su entorno social y educativo. Nuestro jardín infantil también corresponde a las familias monolingües que quieren que sus hijos sigan lo que, por elección y convicción, se ha iniciado en maternidad bilingüe. El objetivo de la institución es la revalorización de la lengua española a través del uso de un tiempo de aprendizaje diario. El espagnol resulta necesario para la comunicación del niño con los acompañantes y los otros niños. Esto permite mejorar de manera progresiva sus habilidades lingüísticas. Poco a poco, su lengua materna o la que esta aprendiendo le exigirá menos esfuerzo para expresarse, eso aumentará aún más su voluntad a identificarse con ella y así mismo a hablarla. El niño se desarrollara, a diario, en este entorno bilingüe.
El jardín infantil le pone una atención especial al desarrollo de la autonomía en los niños. Lo cual implica aprender a hacer algunas acciones diarias solo, como vestirse, guardar los juguetes, ir al baño, servirse en la mesa, etc. La autonomía también es la adquisición, por parte del niño, de un conocimiento suficiente de su entorno (lugar, reglas de vida, camaradas, accompañantes), lo que le llevará a elegir solo, con pleno conocimiento de causa, la actividad que quiere hacer, y asi mismo llevarla a cabo. O también la capacidad de saber cómo pedir ayuda cuando lo necesita. Un niño autónomo sabe cómo rechazar la ayuda que no necesita y aceptar la que le es útil. Gracias a lo que está establecido, observamos que poco a poco los niños saben manejar su tiempo libre. Aprenden a colaborar con sus camaradas, a negociar e inventar juegos. Así es como vemos que el niño está en camino hacia la autonomía. "No eduquemos nuestros hijos para el mundo de hoy en día. Este mundo habrá cambiado cuando hayan crecido. Así que primero ayudemos al niño a cultivar sus facultades de creación y de adaptación" (Maria Montessori)
